solanogonzalez_fatima_PEC2_SMT.pdf

El término “cultura”, definido por Pau Alsina en “Cultura y tecnología” se compone de un mapa con una complejidad intrínseca, dada su relación con la  tecnología, la naturaleza y la sociedad. A simple vista son cuatro sujetos que poco tienen que ver, por eso el autor se remonta al origen de los términos y su creación para explicar la posible vinculación entre ellos. Saca en conclusión que las técnicas y las ciencias están íntimamente desarrolladas con las humanidades y todas aquellas ramas del saber, de las que a su vez se desarrollan las artes. Por ejemplo, la tecnología, la mayoría de veces instrumental, es la consecuencia de las técnicas humanísticas. 

Racionalidad instrumental y sustancial 

Sobre este entramado también habla Jacques Ellul. Todo objeto forma parte de un sistema técnico que se adapta a la lógica del momento. Se trata de la racionalidad instrumental (la cúal se refiere a una forma de razonar, donde se da prioridad al uso de los objetos como medios para alcanzar los objetivos) Cada vez más los objetos, los cuerpos inertes, tiene mayor importancia dentro de las relaciones humanas, en especial la tecnología. Ellut propone reflexionar sobre el desarrollo técnico actual con los siguientes pasos: comprender cómo la técnica está dominando sobre el ser humano, destruir el mito de que la tecnología carece de críticas o es intocable, distanciarse de los usos de la técnica, reflexionar sobre ella en profundidad y entablar mas interrelación entre las técnicas y los pensadores, como Theodor Adorno, Jurgen Habermas y la Escuela de Frankfurt, o Peter Sloterdijk. Uno de los temas en los que los filósofos han investigado más últimamente ha sido el campo de la tecnología y su relación con la experiencia humana. Estas cada vez acaban hasta el punto de establecer una relación muy real dentro del mundo humano. 

Lo contrario a la racionalidad instrumental es, según Max Weber, la racionalidad sustancial, que se enfoca en la ética y las convicciones morales

Objetos como cuerpos 

Según el análisis que Enric Puig hace en su libro Cuerpos Rotos, los sujetos convertidos en “cuerpos” se dividen según dos características: los cuerpos humanos y los cuerpos fríos o inanimados. En los últimos años el concepto de cuerpo se ha desarrollado más allá de los cuerpos humanos por la finalidad y el significado que tienen para nosotros en nuestro dia a dia. Puig hace referencia a los cuerpos relacionados con la tecnología, que tras la pandemia, se han convertido, no solo en un apoyo o herramienta de nuestro trabajo o ocio, sino en una parte más  de nosotros mismos. Durante los meses de encierro las tablet, los móviles, las aplicaciones, los servicios de mensajería, se convirtieron en el único medio para conectar dos cuerpos humanos y eso es lo que hace que se diferencien de otros objetos que, aunque importantes, no son esenciales para el desarrollo de actividades. 

El autor también propone hacer un análisis sobre un cuerpo técnico tradicional que se haya ido constituyendo como un objeto o cuerpo esencial, como podría ser el dinero. El intercambio de bienes ha existido desde el principio de las sociedades civilizadas. En un primer momento se realizaban a través del trueque, posteriormente a través de monedas, luego billetes y actualmente el uso de la tarjeta o de la tecnología para el pago es lo más habitual. Toda esa línea del tiempo en la que el mismo objeto ha pasado por diferentes formas pero quedando como un mismo concepto en la sociedad se puede considerar un cuerpo roto.

Volviendo a los conceptos vinculados de los que hablaba antes, el dinero, objeto que forma parte de la sociedad, en este caso, se ha mezclado con la tecnología para construir un nuevo concepto, más eficaz y globalizado de lo que era el trueque o las monedas en la antigüedad. También influye la forma en la se reproduce el objeto. Andrea Soto Calderón habla en “La performatividad de las imágenes” sobre la imagen reproductiva y productiva. La reproducción de esta conlleva al trabajo artístico. 

En mi obra se representa el cúmulo de fajos, el dinero. Nos puede hacer reflexionar sobre cómo ha cambiado esa imagen, esa representación. Si tuviéramos que representar el dinero actualmente se nos vendría a la cabeza unas cuantas monedas o billetes verdes pero la imagen está alejada de la realidad. Desde pequeños nos hemos acostumbrado a representar ciertos conceptos que en la actualidad poco se parecen a su representación. Lo cierto es que si trataremos el concepto dinero como un cuerpo o objeto técnico sería representado más bien como una tarjeta de crédito o una aplicaciones de criptomonedas. Con este ejemplo vemos cómo cambia un mismo material a lo largo del tiempo y cómo evoluciona respecto a la sociedad, a la cultura, a la tecnología que le rodea. 

Deja una respuesta